La obra explora el dialogo entre los dos instrumentos, buscando espacio y resquicio en el viento negro que viene cargado con materiales densos, intensos, profundos y pesados. En el viento se escucha, casi como en ninguna otra parte, el silencio. Ese silencio significativo que habla, permite a los intérpretes, darle su impronta y fluidez a lo que nos quiere decir. Viento negro se plantea como una obra que plantea al sonido y al silencio como dos caras de la misma moneda.